Mientras que en muchas partes del mundo se combate ya sea contra la gripe H1-N1 o contra la gripe estacional, se multiplican las noticias que hablan al respecto. Muchas de estas han difundido la noticia en base a la cual diversos ministerios de la Salud europeos y extraeuropeos han aconsejado ingerir dosis mayores de vitamina D. La recomendación ya había llegado, hace algunos meses, desde los Estados Unidos, publicada en los Archives of Internal Medicine.
Pescado, lácteos, vegetales…
Es de hecho indiscutible que esta vitamina poco conocida pueda prevenir la enfermedad gripal mucho más de cuanto no logre hacerlo la archiconocida vitamina C. Una complicación podría estar constituida por el hecho de que la vitamina D no está tan presente en la naturaleza como otras vitaminas: se encuentra de hecho sólo en el aceite de hígado de merluza y en medidas menores en los pescados grasos (salmones y arenques), en la leche y en los lácteos, en los huevos, en el hígado y en los vegetales verdes (lechuga, acelga, espinacas). Exposición a la luz solar y vida al aire libre favorecen su asimilación.
Descubrimientos casuales
¿Pero cómo se ha llegado a entender la utilidad de la vitamina D en la batalla contra la gripe?
Observaciones casuales se han sucedido en el curso de los años, por parte de médicos generales (recordemos por ejemplo el ingles Edgar Hope Simpson, que había notado-analizando una amplia variedad de casos-como la difusión de las epidemias gripales coincidiese con la cíclica disminución de vitamina D en el organismo durante los meses de menor insolación).
Más recientemente, el estadounidense John Cannell- integrante del equipo médico del Atascadero State Hospital de Sacramento (California) – había evidenciado una fuerte carencia de vitamina D en 32 pacientes. Expuestos a una terapia reequilibrante, los 32 fueron los únicos recuperados que no se enfermaron durante una fuerte epidemia de gripe que se manifestó pocos días después en el interior del instituto.
La catelicidina
Es bueno preguntarse ¿por qué funciona? La hipótesis más acreditada es que la vitamina D posee la propiedad de estimular los glóbulos blancos a producir una sustancia llamada catelicidina, antibiótico natural que al parecer posee el poder de agredir los agentes patógenos aún los particularmente agresivos, tales como aquellos de la gripe.
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Vitamina D en la mesa
Algunas sugerencias alimentarias para integrar la propia dosis de vitamina D:
SALMÓN CON ESPINACAS
Hervir medio kilo de espinacas congeladas, colarlas y escurrilas. En tanto, preparar una salsa con mostaza, aceite y limón y dejarla reposar algunos minutos. Cocinar en poca agua y aceto balsámico cuatro rodajas de salmón de 100gr cada uno aproximadamente y a la vez, en otro sartén, saltear las espinacas con cebolla y especias durante cinco minutos. Disponer los trozos de salmón sobre una capa de espinacas, bañar con la salsa, agregar un poco de pimienta blanca y… ¡buen apetito!
TARTA DE ACELGAS
Preparar con agua, aceite y harina una masa suave, blanda y elástica y dejarla reposar media hora. Triturar las acelgas, previamente hervidas en poca agua, bien escurridas e incorpore el requesón y tres huevos. En una fuente untada en aceite extender la mitad de la masa, verter sobre esta las acelgas trituradas bien amalgamadas y cubrir con la masa restante. Perforar la supe