Etiqueta: radiofrecuencia, estética, arrugas, piel, rostro, cuerpo

El tratamiento de radiofrecuencia facial es, simplemente, energía eléctrica que se utiliza en medicina estética para restituir tono y compacidad a la piel del rostro. Este tipo de técnica se utiliza también para el cuerpo.

Los tratamientos de radiofrecuencia son ideales para afirmar la piel del rostro y del cuerpo, y en términos generales utilizada sola o como alternativa a tantas otras válidas tecnologías, para una más abarcadora curación del envejecimiento de la piel, la radiofrecuencia representa la más innovadora tecnología dedicada al rejuvenecimiento. Ampliamente utilizada en los Estados Unidos, en España se está haciendo conocida rápidamente.

 

Funcionamiento de la radiofrecuencia facial y para el cuerpo

La radiofrecuencia es energía eléctrica. Los aparatos que la utilizan con fines estéticos se valen de cabezales, llamados puntas, diferentes en dimensiones, según deban ser utilizados sobre el rostro o sobre el cuerpo. Es por medio de estas puntas que la energía llega a la dermis y actúa sobre esta. Bajo forma de calor, la energía atraviesa el estrato superficial de la epidermis y determina una transformación, una desnaturalización (selectiva) de colágeno (la proteína que en la piel posee la tarea de dar compacidad a la estructura, suavidad y densidad) y elastina (la proteína que da elasticidad a la piel). La acción de calentamiento, profunda y uniforme, provoca un inmediato encogimiento de las fibras de colágeno (cerca 1/3 de su largo) y de elastina, estimulando al mismo tiempo los fibroblastos a sintetizar nuevo colágeno -joven-.

 

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Para quien se recomienda la radiofrecuencia facial y para el cuerpo

El tratamiento con la radiofrecuencia se ha estudiado para resolver problemas de pérdida de tonicidad de la piel del rostro y, recientemente, del cuerpo, como el abdomen, el interior de los muslo y los brazos.

 

La vida del colágeno

• El colágeno es una proteína que constituye la sustancia fundamental de la dermis, del tejido conectivo, y que por lo tanto confiere a la piel compacidad, espesor, densidad. Cada uno de nosotros nace con un patrimonio de colágeno determinado genéticamente en lo que respecta a la calidad y cantidad.

• Así como sucede para otras sustancias presentes en el cuerpo, también esta proteína va (ya a partir de los veinte años) hacia un proceso de “usura” fisiológico, establecido en lo que respecta a la velocidad, del propio patrimonio genético y de varios factores de riesgo: uso y abuso del cigarro, alcohol, estrés oxidativo, exposició a los rayos solares, alimentación y hábitos de vida incorrecta aceleran, de hecho, el empobrecimiento de la piel.

• La perdida de colágeno se manifiesta con la aparición de las primeras arrugas y sucesivamente con una progresiva pérdida de tonicidad cutánea. Estimular la producción de nuevo colágeno significa restituir compacidad y por lo tanto frescura y belleza a la piel.

• El tratamiento es indicado para personas de edad comprendida entre los 35 y 60 años (incluidos los hombres), con un relajamiento cutáneo leve o moderado, que deseen mejorar su propio aspecto restituyendo tensión y definición al rostro o resolver sedimentos difíciles como aquellos que conciernen a algunas zonas criticas del cuerpo.

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