Olas de calor. Las personas más vulnerables

1. ¿Qué personas corren más riesgos durante las olas de calor?

Se ha detectado que las olas de calor no afectan a la población de manera homogénea sino que algunos grupos resultan ser más vulnerables a causa de condiciones personales, sociales y de salud.

Los grupos especialmente vulnerables son:

– Las personas ancianas tienen condiciones físicas generalmente comprometidas y el organismo puede ser menos eficiente en compensar el estrés causado por el calor y en responder adecuadamente a los cambios de temperatura; entre estas personas, los que sufren de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, y de patologías respiratorias crónicas, insuficiencia renal crónica y de enfermedades neurológicas, corren más riesgos.

– Las personas que sufren de enfermedades crónicas, que causan invalidez y que pueden favorecer los efectos negativos del calor.

– Las personas que no son autosuficientes ya que dependen de los demás para regular el ambiente en el que se encuentran y para la consumición de líquidos.

– Las personas que toman regularmente medicamentos que puedan comprometer la termo – regularización fisiológica o aumentar la producción de calor.

– Los recién nacidos y los niños pequeños ya que, dada su superficie corporal reducida y la falta de completa autosuficiencia, pueden estar expuestos al riesgo de un aumento excesivo de la temperatura corporal y de una deshidratación, con posibles consecuencias perjudiciales para el sistema circulatorio, respiratorio y nervioso.

– Quien haga ejercicio físico o lleve a cabo una actividad al aire libre puede deshidratarse con más facilidad que los demás.

2. ¿Porqué en verano los ancianos están más en riesgo que una persona de mediana edad?

Los ancianos, sobre todo si sufren de enfermedades crónicas (cardiopatías, diabetes, etc.), durante el verano, corren más riesgo de padecer complicaciones a causa de un reducido estímulo de la sed y de una menor sensibilidad al calor.

Por otro lado, podrían ser menos capaces de defenderse contra el calor, especialmente si se encuentran en un estado de movilidad reducida.

3. ¿Cómo notar si las condiciones de salud de un anciano están empeorando durante este período?

Hay que considerar como importantes algunas señales de alarma como el aumento de la temperatura corporal y la reducción de algunas actividades cotidianas, tales como: moverse por la casa, vestirse, comer, ir al baño con regularidad, lavarse.

La reducción de una o más de estas funciones en una persona anciana puede significar un empeoramiento del estado de salud y se recomienda por ello señalarla al médico, por si es necesario que éste deba controlar sus parámetros clínicos.

Es particularmente importante prestar mucha atención a pacientes con patologías crónicas y a los inválidos.

4. ¿Qué riesgos existen para personas que sufren de trastornos psíquicos?

Las personas que sufren de estos trastornos pueden ser más vulnerables a los efectos de las olas de calor porque pueden tener menos conciencia de los riegos y tener por ello comportamientos inadecuados.

Además es oportuno recordar que este grupo de personas hace uso habitualmente de fármacos que pueden agravar los efectos derivados del calor.

5. ¿Qué riesgos existen para las personas no autosuficientes?

Esta clase de personas, dado que dependen de los demás para regular el ambiente en el que se encuentran y para la consumición de líquidos, están más expuestos a los riesgos asociados a las olas de calor. +