La incontinencia urinaria en edad pediátrica es un disturbio que a menudo es desvalorado por los padres y a veces también por el pediatra de familia y aquí,quien es directamente implicado, raramente, logra hablar.
Todo lo contrario a un simple problema higiénico, la incontinencia puede dar vida a un “malestar” que altera el estado anímico del pequeño tanto de inducirlo a probar continuos sentimientos de culpa y además a perder progresivamente la estima en si mismo.
La incontinencia urinaria en la infancia puede presentarse bajo dos formas diversas más o menos graves, la incontinencia funcional y la incontinencia orgánica.
La primera, menos grave, comprende del 5 al 10 % de los niños en edad escolar. La enuresis nocturna, representa el disturbio más difundido y consiste en una pérdida de orina en modo intermitente durante el sueño.
Entre las otras causas de incontinencia funcional, para recordar: infecciones urinarias-como por ejemplo la cistitis, muy difundida entre las niñas-vejiga hiperactiva o hipoactiva (haragana), y en fin micciones disfuncionales, o vaciamiento de la vejiga incompleto (también asociada a estreñimiento), debida a una contracción de los músculos del perineo.
La incontinencia orgánica, en cambio, debida a malformaciones congénitas que comportan un daño anatómico o neurológico a los mecanismos de la continencia y dan lugar a malformaciones de las vías urinarias (extrofia vesical, válvulas de la uretra posterior, hipospadias) y de la columna vertebral y de la médula (espina bífida abierta y cerrada), es bastante más rara y difícil de curar.
Existen numerosas soluciones que se diversifican en relación a las causas de la incontinencia urinaria según que sean funcionales o malformativas. Es por lo tanto importante aprender a conocerlas y a estar preparados para hacer frente a este problema, sin inútiles demoras. En la prevención y en la cura de la incontinencia, en suma, es necesario intervenir oportunamente.
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