- Comprobar el peso corpóreo.
- Reducir el consumo diario de grasas, sobretodo animales (mantequilla, quesos grasos, carnes grasas…) ya que son ricas en ácidos grasos "peligrosos" y de colesterol, y dar prioridad a las grasas vegetales (aceite de oliva, de maíz…) con alto contenido de ácidos grasos que contribuyen a reducir el colesterol en la sangre.
- Limitar el consumo de azúcares simples (dulces, azúcar, bebidas azucaradas) fácilmente asimilables por el organismo, a favor de los carbohidratos complejos (pan, pasta, patatas, legumbres).
- Aumentar el consumo de fibras alimentarias comiendo diariamente frutas frescas, legumbres y cereales integrales. Las fibras permiten regular las funciones intestinales y dar sensación de saciedad.
- Reducir el consumo diario de sal para cocina (NaCl). Agregar poca sal en la preparación de las comidas utilizando para dar sabor especias y aromas. Limitar el consumo de alimentos conservados en latas (atún, carnes, legumbres…) ya que son ricas en sales.
- Consumir alcohol con moderación: el alcohol provee MUCHAS calorías.