Adelgazar: mitos de la nutrición

Mito: Si quiere adelgazar, hágase vegetariano

Como ocurre con casi todos los tipos de dieta, ya sea que coma carne o decida excluir todos los productos de origen animal, la combinación de alimentos que escoja determina si su dieta va a ser alta o baja en calorías, o simplemente equilibrada. Muchos productos vegetarianos, como algunos quesos, la margarina, los frutos secos, las semillas y los pasteles elaborados con harina y cremas vegetales, contienen bastantes grasas. Si se centra en estos alimentos sin equilibrar su dieta con carbohidratos amiláceos, como pan, arroz, pasta, otros cereales, frutas y verduras, constatará que en lugar de perder peso, éste irá aumentando. El mero hecho de hacerse vegetariano no le garantiza un rápido adelgazamiento. Lea siempre las etiquetas para informarse sobre las propiedades nutritivas (cantidad de calorías y grasas por ración o por cada 100 g) de los alimentos.

Mito: Las dietas sin grasas son buenas para la salud

Una dieta completamente exenta de grasas es prácticamente imposible y, por otra parte, no sería buena para la salud. Las grasas son necesarias en la dieta porque aportan vitaminas liposolubles, tales como la X, la D, la E y la K. También son absolutamente indispensables para la salud los denominados ácidos grasos esenciales, un conjunto de nutrientes que se encuentran en los aceites vegetales y del pescado. Todas las células del organismo los necesitan para impermeabilizar sus membranas y, además, son vitales tanto para el funcionamiento del cerebro como para controlar la producción de prostaglandina, una sustancia análoga a las hormonas que interviene en varias funciones fisiológicas del organismo. Ciertas investigaciones científicas han demostrado que son capaces de mitigar los síntomas de afecciones inflamatorias como la artritis reumatoide y la psoriasis, y que desempeñan una función importante en el corazón y las articulaciones.

Mito: Cuando hace calor se necesita comer menos que cuando hace frío

A medida que la temperatura ambiente aumenta, nuestro apetito tiende a disminuir. Aunque tengamos menos hambre, el organismo sigue necesitando alimentos porque nos hace falta tanta energía para transpirar y mantener el cuerpo fresco, como para conservar el calor. Si constata que come menos, aunque el organismo no se resienta por perder algo de peso durante los meses estivales, al menos asegúrese de que los alimentos que ingiere sigan conteniendo una proporción óptima de nutrientes esenciales, como vitaminas y minerales, y de que beba como mínimo dos litros de líquidos al día.


Mito: Los vegetales crudos son mejores

Algunas legumbres, como las judías rojas, contienen sustancias tóxicas naturales que pueden producir náuseas y diarrea si no se cocinan convenientemente. Si se hierven durante veinte minutos, sus toxinas se vuelven inofensivas y se consigue así que este nutritivo alimento sea completamente sano. Otras variedades de judía, como el frijol blanco de manteca y la judía blanca, pueden resultar peligrosas si se comen crudas, ya que contienen cianuro, pero también son totalmente inocuas si están cocinadas. También las patatas son algo indigestas cuando se ingieren crudas y otras verduras, como el brécol, pierden algo de su acidez natural con un hervor. Cuando se cocinan las zanahorias y los tomates liberan unas sustancias denominadas carotenoides y licopenos que el organismo absorbe mejor que cuando estos alimentos se consumen crudos. Está demostrado que estos antioxidantes son buenos para la salud.

Mito: Saltarse las comidas ayuda a adelgazar

Todas las investigaciones sobre el tema muestran que, en realidad, saltarse las comidas puede desencadenar una sobrecompensación y una mayor ingestión de alimentos en la siguiente comida. Y no sólo eso, cuando nos saltamos una comida, el cuerpo compensa la pérdida de energía conservando lo ya ingerido y ralentizando el metabolismo.

Mito: No se debe comer entre horas.

A la mayoría de las personas le apetece comer algo cada 3 ó 4 horas para no pasar demasiada hambre. Dividir la ingesta de calorías a lo largo de la jornada en tres comidas y dos o tres tentempiés le ayudará a mantener la forma durante el día y disminuirá el riesgo de comer demasiado cuando llegue la hora de la comida. Según lo que elija, los tentempiés pueden constituir un aporte significativo a la cantidad total necesaria de vitaminas y minerales esenciales a lo largo del día.


Referencia: http://www.eufic.org